-2004-03-05 -

- De arte y regalos -

Me encanta hacer regalos. De hecho creo que soy una de esas tontas que prefieren hacer un regalo a recibirlo. Cuando soy yo la obsequiada, mis altas dosis de timidez me empujan a quedarme con cara de pasmarote sin saber muy bien cómo reaccionar. Sin embargo todos los que me conocéis sabéis lo mucho, lo muchísimo, que me gusta regalar, no grandísimos obsequios, más bien pequeños y cuidados detalles; escoger el objeto apropiado , dependiendo de a quien vaya destinado, y sobre todo personalizarlo creando envoltorios diferentes a los habituales. De hecho a base de practicar he conseguido convertirme casi en una experta regaladora.

Hace cosa de un año yo recibí el regalo más delicado que he recibido nunca. Una caja llena de hojas secas que escondían pequeñas sorpresas con instrucciones para ser abiertas. En la carta que acompañaba dicho regalo me recordaban una columna de Millás que decía: "Hay más museos de arte contemporáneo que arte contemporáneo, más premios literarios que escritores, y más gente dedicada a fabricar envoltorios que productos dignos de ser envueltos".

Reconozco sin embargo que, esta vez a mí, lo de envolver a mi gusto se me resistió un poco más de lo habitual. En esto de los ordenadores soy bastante zote, y para conseguir el ciber-regalo de mi amigo invisible tuve que aprender a utilizar el Dreamweaver, misión que supuso algún que otro esfuerzo por mi parte, y altísimas dosis de paciencia por la parte de Jose Miguel, que una vez más fue mi particular tutor y respondió como pudo a la infinidad de dudas que le planteé ( y no sabéis lo que soy yo preguntando). Eso sí, en la elaboración puse todo mi empeño, e intenté que fuese un obsequio personalizado sólo para Indiferencia. Y como he recibido algunas cartas preguntándome dónde se podía ver el regalo, dejo aquí la caja de vinos que os llevará directa hacia él.

El caso es que creo que al final mi amigo invisible no recibió el presente (su página lleva unos meses sin actualizar, si alguien sabe algo de él, por favor que de noticias) y yo me quedé algo chafada después del empeño que le había puesto. Por eso me ha hecho tanta, tantísima ilusión, haber ganado la edición del amigo invisible de este año. Millón de gracias a todos los que habéis votado por mi regalo.

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Y si yo hace un año lloré de emoción al recibir aquella caja llena de hojas secas, esta semana he vuelto a llorar al recibir un regalo de otro amigo al que nunca he visto: Un estuche lleno de música, con algo de mi tierra, algo de Cortazar, algo de Jazz, y algo de Brasil (la Galicia tostada por el sol, en las poéticas palabras de mi amigo). Curiosamente la persona que me hizo este regalo me dijo que le habría gustado enviármelo dentro de una caja llena de flor de toxo. La bellísima y humilde flor surgida de las espinas que cubre los montes de Galicia., a la que mi amigo le escribió cierta vez este haiku.

"A flor do toxo
adiántanos a luz
da primavera."

Gracias, Martín Pawley, amigo. Me has puesto difícil el agradecértelo como te mereces, pero lo seguiré intentando.

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Y siguiendo con los envoltorios, creo que casi todos estamos de acuerdo en que lo importante de las bitácoras es el contenido, sin embargo da gusto entrar en una página de bello diseño. Pues bien, para ayudarnos con esto del papel de regalo, se ha inaugurado PosteArte. Un lugar faro en el que Jose Miguel, cual hilo de Ariadna, intentará guiarnos entre las corrientes del mejor diseño dirigido al mundo blog.

Y es que ya lo decía Millás en la misma columna de la que os hablaba antes: "Las mejores tiendas de regalos son las que empaquetan con arte un abrelatas".

Pues eso, que yo seguiré mientras sea capaz de emocionarme al recibir pequeñas sorpresas artísticamente escondidas entre hojas secas.

O entre flores de toxo.

Seguiré mientras pueda imaginar un regalo.

Mientras tenga alguien a quien regalar.

- lamaga lo soñó a las 01:00 - 14 evasivas voces - deja oír la tuya-